Esta mañana había muy pocos coleccionistas. La mayoría eran personas que venían con otras intenciones, turistas admirando la ciudad y manifestantes con banderas rojigualdas venidos de todos los rincones de la península. Estos tapones me los ha dado un coleccionista ruso a cambio de tarjetas de señoritas. Me he vuelto rápido a casa, no quería tener follones. De vuelta La Rambla no parecía la misma. Mucha gente de fuera de Catalunya dirigiéndose a la pl. Urquinaona.
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