Louis Moritz Trautmann nació en 1830 en Pfaffenhoffen,
Alsacia. En 1851 llegó a Barcelona y cinco años más tarde ya estaba fabricando
una cerveza propia. Entonces en la ciudad solo había dos fábricas de cerveza,
la de Juan Maurer (en el Portal de Santa Madrona) y la de M. Heuse (en Conde
del Asalto). En esa época la cerveza no es que fuera la bebida más popular. El
vino era barato y fácil de conseguir, pero el empeño y la perseverancia
hicieron que Louis pudiera hacerse un mercado. La primera fábrica del barrio
del Raval se le quedó pequeña y en 1862 se embarcó en un proyecto de expansión
que consistió en la construcción de una nueva fábrica más grande y moderna.
Para tal empeño compró unos terrenos junto la antigua muralla que había sido
derribada unos años antes (en 1854) en lo que sería una de las primeras
edificaciones de lo que con los años llegaría a llamarse Eixample (ensanche).
En 1864 se inauguró la fabrica con el nombre de Fábrica de Cerveza Moritz. La bebida va ganando adeptos y el negocio crece. Ya como
empresa consolidada en la ciudad tiene destacada actuación en el primer
acontecimiento que Barcelona vivirá antes del fin de siglo. Me refiero a la
Exposición Universal de 1888. En ella recibe una Medalla de Oro otorgada a los
productos de mejor calidad. En 1894 abre un local para la venta de cerveza en
la esquina de las calles Muntaner y Sepúlveda a unos cien metros de la fábrica.
Corre el rumor que la cerveza llega al local gracias a una larga tubería. Can
Moritz, tal como era conocido, es frecuentado por el Presidente del F.C.
Barcelona Joan Gamper. Él y su Junta Directiva adoptan este local como sede
social del club entre 1910 y 1912, siendo aquí reelegido el fundador del club
en su segunda presidencia.
Las diferentes cervezas de Moritz han llevado los nombres
de: Epidor, estilo Pilsen, estilo Viena, Negra, Famosa (de Fábrica Moritz S.A.)
y Eviunis (una cerveza con complejo fósforo-vitamínico muy apropiado para
mujeres lactantes y personas con raquitismo, problemas neurológicos o de
crecimiento, popular en los años 30 y de venta en farmacias)
En 1920, Louis Moritz muere a la edad de 90 años. Sus
herederos deciden recuperar la fábrica que había cedido su gestión al suízo
Ernest Petry y convertirla en una empresa moderna. En 1922 la empresa se
convierte en Sociedad Anónima y comienza un proceso de renovación técnica que
le permitirá triplicar la producción. Los siguientes años son los de la
consolidación del mercado y el aumento de ventas solo frenadas por la Guerra
Civil. Y tras el periodo de destrucción y la posterior postguerra los años 40
representan la década de la reconstrucción y la lucha contra las dificultades
económicas. En 1948 la marca ya participa en una incipiente Feria de Muestras y
desde entonces, año tras año, tendrá un stand.
La llegada de los 50 coincide con la recuperación de la
empresa. Participa plenamente en los acontecimientos de la ciudad y
aprovechando el boom del turismo de los 60 amplía la producción y decide
trasladar su fábrica a un nuevo lugar más amplio y modernizado. Así es como en
1967 la producción se traslada a Parets a una moderna instalación donde además
de los productos Moritz se elaboraba la cerveza de cava Lamot. De esta época
también cabe destacar la promoción que la marca hacía del deporte, destacando
sobre todo su equipo ciclista “Deporte Ciclista Barcelona – Moritz”.
Pero la llegada de los 70 comportó una inflexión en la
historia de la cervecera. Fueron unos años de crisis en todos los terrenos. La
competitividad exigía una modernización que la empresa no pudo afrontar y en
1978 salió de la fábrica la última botella con la marca Moritz. Pese al cierre,
la familia Moritz conservó la propiedad de la marca y la intención de
reemprender el camino cuando llegaran tiempos mejores.
Y cual ave Fénix, en el mes de Julio de 2004, la cerveza
Moritz vuelve al mercado. Los descendientes del Sr. Moritz son quinta
generación camino de la sexta y vuelven al negocio familiar. Hace unos meses abrieron una gran cervecería en donde había estado la fábrica de la Ronda Sant Antoni. Actualmente elaboran tres cervezas en la fábrica que la familia tiene en Zaragoza, La Zaragozana. La primera en salir al mercado fue la Pilsen de 5,4º, una cerveza suave y amarillenta a la que siguieron el Aigua de Moritz, una 0,0 y escaso gusto a cerveza y por último la Epidor, una doble malta de color y sabor intenso y 7,2º.